El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque aún no existe cura, se ha demostrado que el ejercicio regular puede tener numerosos beneficios para quienes viven con Parkinson. En este artículo, exploraremos cómo el ejercicio puede ayudar a mejorar la calidad de vida, reducir los síntomas y promover el bienestar en las personas afectadas por esta enfermedad.

  1. Mejora de la función motora: El ejercicio regular puede mejorar la función motora en las personas con Parkinson. Actividades como caminar, montar en bicicleta, nadar o practicar tai chi pueden ayudar a fortalecer los músculos, mejorar el equilibrio y la coordinación, y facilitar los movimientos. Además, el ejercicio puede reducir la rigidez muscular y mejorar la flexibilidad, lo que contribuye a una mayor facilidad de movimiento.
  2. Reducción de los síntomas no motores: Además de los síntomas motores, las personas con Parkinson también pueden experimentar síntomas no motores como depresión, ansiedad, insomnio y fatiga. La actividad física regular puede ayudar a reducir estos síntomas al liberar endorfinas, conocidas como las «hormonas de la felicidad». El ejercicio también puede mejorar la calidad del sueño y aumentar los niveles de energía, lo que conduce a una sensación general de bienestar.
  3. Estimulación cognitiva: El ejercicio aeróbico, en particular, se ha asociado con beneficios cognitivos en personas con Parkinson. Estudios han demostrado que el ejercicio puede mejorar la memoria, la atención y la función ejecutiva. Además, la actividad física puede ayudar a proteger contra el deterioro cognitivo y la demencia, que son comunes en etapas avanzadas de la enfermedad.
  4. Promoción de la neuroplasticidad: La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a lo largo de la vida. En el caso del Parkinson, el ejercicio regular puede promover la neuroplasticidad al estimular el crecimiento de nuevas conexiones neuronales y proteger las células cerebrales existentes. Esto puede ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la función cerebral en general.
  5. Beneficios sociales y emocionales: Participar en actividades físicas como clases de ejercicio en grupo o grupos de apoyo específicos para Parkinson puede brindar beneficios sociales y emocionales. Estas actividades ofrecen la oportunidad de interactuar con otras personas que comparten experiencias similares, lo que puede ayudar a reducir el aislamiento, mejorar el estado de ánimo y fortalecer el apoyo emocional

El ejercicio regular puede desempeñar un papel crucial en el manejo del Parkinson al mejorar la función motora, reducir los síntomas no motores, estimular la cognición, promover la neuroplasticidad y brindar beneficios sociales y emocionales. Siempre es importante consultar con un médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicio y adaptarlo a las necesidades individuales. Incorporar la actividad física como parte integral del plan de tratamiento puede contribuir a una mejor calidad de vida y bienestar general para las personas con Parkinson.